04.02.2020 | Tendencias del sector químico
Tejidos inteligentes: la química en el diseño de tejidos artificiales
Nuestra ropa ha evolucionado mucho desde esas primeras pieles que tejían nuestros ancestros y que utilizaban simplemente para cubrirse del frío. Los tejidos artificiales con los que contamos hoy en día van mucho más allá de la mera función protectora o incluso estética. Ahora salen al mercado tejidos inteligentes que no solo nos mantienen calientes, sino que nos protegen de los rayos UV, nos mantienen secos, eliminan bacterias… Hay tipos de tejidos inteligentes que incluso pueden evitar que nos hagamos daño.
Claramente, las funcionalidades de la industria textil crecen cada día más. Los tejidos inteligentes nos abren un abanico de posibilidades, algunas de las cuales parecían ciencia ficción no hace mucho tiempo.
Historia de los tejidos inteligentes
Todo empezó con el desarrollo de la industria aeroespacial y militar, que requerían soluciones para hacer frente a problemas como las condiciones ambientales extremas. Desde entonces las innovaciones en la industria textil se han multiplicado y han dado lugar a dos tipos de tejidos bien diferenciados: “Textiles de Uso Técnico (TUT)” y “Textiles Inteligentes y Tejidos Interactivos (SFIT)”.
Los Textiles de Uso Técnico serían los antecesores de los tejidos inteligentes. Mientras que a los Textiles de Uso Técnico se les exigen una propiedades técnicas concretas (por ejemplo: resistencia mecánica, resistencia térmica, resistencia a los rayos UV…), los Tejidos Inteligentes incorporan dispositivos electrónicos o materiales inteligentes que les permiten alterar su naturaleza y modificar sus propiedades según se requiera. Para ello, la química debe trabajar al lado de otras industrias como la nanotecnología, la microelectrónica o la biotecnología.
Tipos de tejidos inteligentes
Los tejidos inteligentes han ido evolucionando de forma que, en función de su actividad, han dado lugar a tres generaciones de tejidos:
- Tejidos inteligentes pasivos: estos tejidos artificiales son capaces de identificar las condiciones medioambientales y de sentir estímulos exteriores, pero no pueden reaccionar ante ellos.
- Tejidos inteligentes activos: este tipo de tejidos inteligentes va un paso más allá que la anterior generación. Además de tener la capacidad de sentir, pueden reaccionar ante un estímulo.
- Tejidos ultra inteligentes o muy activos: la generación más actual de de tejidos inteligentes no solo detecta y reacciona ante las condiciones del entorno, sino que también es capaz de adaptarse a ellas.
¿Cómo funcionan los tejidos inteligentes?
Para que los textiles sean capaces de proporcionar estas cualidades aparentemente futuristas, la química se alía con la tecnología más moderna. Los avances científicos han permitido desarrollar componentes electrónicos en miniatura, que se incluyen en el tejido y detectan los estímulos a los que está sometido. También se utilizan fibras inteligentes o acabados finales que dan al tejido las funcionalidades deseadas.
Tejidos inteligentes termorreguladores
Por otro lado, para la fabricación de este tipo de tejidos artificiales la química juega un papel esencial. Por ejemplo, los tejidos inteligentes termorreguladores incluyen microcápsulas con principios activos, como ceras o parafinas, que actúan como material de cambio de fase (PCM por sus siglas en inglés “Phase Change Material”). Gracias al PCM un material puede cambiar de estado sin necesidad de que varíe la temperatura.
La parafina se aplica al textil en microcápsulas durante la fase de acabados. Tiene capacidad para absorber calor, almacenarlo y liberarlo, por lo que regula la temperatura de la piel contínuamente.
De este modo, si la piel se sobrecalienta, la energía generada por el calor permite que la parafina cambie de fase sólida a líquida, almacenándose. En cambio, si la piel se enfría, la energía almacenada se libera pasando la parafina de estado líquido a sólido y proporciona el calor necesario.
Tejidos inteligentes con memoria de forma
Algunos tejidos inteligentes están especialmente diseñados para que vuelvan a su forma original incluso después de ser deformados debido al calor u otros estímulos. Este efecto reversible se consigue gracias a aleaciones metálicas y polímeros.
Gracias a la memoria de forma se pueden desarrollar prendas que, por ejemplo, aumenten de grosor cuando baje la temperatura, logrando una mayor protección contra el frío.
Y las ventajas de los tejidos inteligentes no se detienen ahí. Los avances científicos nos han abierto un mundo de posibilidades y dado a la ropa funciones que antes solo podíamos imaginar. Hoy continuamos trabajando para ofrecer soluciones cada vez más eficientes y seguras, que respondan a las necesidades del mundo actual.