14.08.2019 | Química y lifestyle
Protector solar: úsalo bien y no solo en verano
Aunque cada día somos más conscientes de la necesidad de utilizar protector solar, todavía asociamos este producto al verano, y sobre todo a los momentos en los que tomamos el sol voluntariamente. Sin embargo, los rayos solares nos dan durante todo el año sin que seamos conscientes, mientras paseamos, hacemos deporte, etc.
De hecho, las predicciones indican que los próximos veranos serán más cálidos y largos y los inviernos más templados. Esto, sumado a que España es uno de los países europeos que más sufrirá los efectos del cambio climático, augura un cambio en el hábito de compra de protectores solares y una desestacionalización de las ventas.
Pero no basta con saber que debemos utilizar un buen protector solar durante todo el año. Si queremos que haga efecto debemos aplicarlo de manera adecuada. Para ello, en primer lugar debemos entender cómo funcionan los protectores solares.
¿Protección física o química?
Un protector solar frena la acción de los rayos solares mediante filtros, que pueden ser físicos o químicos. Los primeros actúan gracias a los minerales que contienen, los cuales absorben la radiación ultravioleta y la reemiten como visible. Podemos decir que funcionan como un espejo, reflejando la radiación. Sin embargo, los filtros físicos tienen dos inconvenientes: resecan mucho la piel y dejan en ella un intenso color blanco.
Por su parte, los filtros químicos están basados en compuestos de carbono. Absorben la radiación ultravioleta y la reemiten como radiación térmica. Al contrario que los protectores con filtros físicos, estos no deshidratan la piel ni dejan manchas blancas. Su principal inconveniente es que dejan de hacer efecto tras estar un tiempo absorbiendo la radiación, aunque actualmente esto se corrige con fotoestabilizadores.
¿Qué significa SPF?
Todos miramos los números que aparecen en los botes de crema y espray para el sol delante de las letras “SPF” pero ¿sabes qué significan exactamente? El SPF es el factor de protección solar e indica el número de veces que el protector aumenta la resistencia natural de nuestra piel ante quemaduras solares. Para acertar con la elección, es importante conocer nuestro fototipo, es decir, la capacidad de nuestra piel para broncearse. Este depende de características físicas como el color de la piel, de los ojos y del cabello. Generalmente, cuanto más clara sea nuestra piel, necesitaremos un factor de protección mayor.
La cantidad de filtros utilizados en un protector determinan su SPF. Sin embargo, recientemente se han desarrollado nuevos productos, como el Diethylhexyl sebacate (nuestro ZETEMOL OSB), que potencian el factor de protección. Es decir, gracias a él se necesita una menor cantidad de filtros para conseguir el mismo SPF. Además, ZETEMOL OSB es un solubilizante de filtros y aporta emoliencia.
Consejos para hacer un buen uso de los protectores solares
Como hemos dicho, lo más importante es que elijas un producto con un factor de protección adecuado a tu tipo de piel. Además, debes asegurarte de que contenga tanto filtros contra los rayos UVA y los UVB como los infrarrojos (IR). Aplica el protector cuando tu piel esté seca y al menos 30 minutos antes de exponerte al sol. No te olvides de volver a ponértelo cada dos horas y después de bañarte. Por último, no hagas caso a los mitos: aunque uses protector ¡también te pones moreno!