25.03.2020 | Química y lifestyle
¿Por qué nos altera la primavera? La explicación a la astenia primaveral es pura química
Con la llegada de la primavera algunas personas se sienten irritables, cansadas y desmotivadas. Es algo bastante común, un trastorno adaptativo conocido como astenia primaveral. Y es que el paso del invierno a la primavera no es tan sencillo como parece: algunas personas ni lo notan pero otras necesitan que su organismo se adapte a los cambios ambientales, horarios e incluso a la modificación de nuestras rutinas. Si también te ocurre, la química puede ayudarte a comprender qué le ocurre a tu cuerpo, y a tu estado de ánimo, con la llegada de la primavera.
¿Qué es la astenia primaveral?
En la comunidad científica todavía hay debate sobre si considerar la astenia primaveral un cuadro patológico o no pero la tendencia es a considerarla como un trastorno adaptativo temporal. Es decir, nuestro cuerpo está teniendo dificultades para adaptarse a los cambios en el entorno.
La astenia primaveral se debe a que durante el cambio estacional del invierno a la primavera confluyen varios factores que alteran nuestro organismo: el cambio horario, la subida de la temperatura y de la presión atmosférica, el aumento de las horas de luz diurna y, como consecuencia de todos estos cambios, la modificación de nuestra rutina.
Aunque las causas de la astenia primaveral todavía no se conocen del todo, los cambios horarios y ambientales alteran los ritmos circadianos y la concentración de hormonas, como las endorfinas o la oxitocina. Estas, junto al resto de hormonas, afectan a nuestras emociones sin que nos demos cuenta y pueden terminar generando los síntomas de la astenia. Al fin y al cabo, al igual que en el enamoramiento, los seres humanos estamos a merced de las reacciones bioquímicas que no dejan de producirse en nuestro organismo.
Por otro lado, nuestro organismo necesita prepararse para una época en la que, al aumentar la temperatura y las horas de luz diurna, el consumo energético va a ser mayor. Este cambio no es inmediato ya que se empieza consumiendo más energía, antes de que se produzca la suficiente para cubrir nuestras necesidades. Por esta razón, se produce una sensación de cansancio que suele durar unos pocos días.
Aunque el cambio estacional desequilibra a nuestro organismo, no es el único factor para que experimentemos astenia primaveral. A veces, lo que desencadena la astenia es un agente externo, como nuestra situación personal o profesional. Las preocupaciones y el estrés pueden agravar los síntomas de la astenia y convertir lo que era un desajuste imperceptible en un trastorno importante.
Síntomas de la astenia primaveral
Como habíamos comentado, la astenia primaveral no es una enfermedad ya que no existe ningún fallo en nuestro cuerpo ni hay ninguna infección. Sin embargo, los síntomas de la astenia primaveral son parecidos a los asociados a otros trastornos psicológicos y enfermedades como la anemia, la depresión y la ansiedad, los trastornos del sueño o el hipotiroidismo.
Concretamente, los síntomas que suelen presentarse en los casos de astenia son: cansancio y somnolencia constante, problemas de concentración, disminución del apetito y del deseo sexual, desmotivación, dificultad para conciliar el sueño y cambios de humor, como irritabilidad y ansiedad.
Lo bueno es que la astenia primaveral es transitoria y como mucho dura un par de semanas. Es el tiempo que el organismo necesita para adaptarse a los nuevos horarios y a las nuevas condiciones de luz y temperatura.
¿Cómo combatir la astenia primaveral?
Desgraciadamente no existe una cura o un medicamento para combatir la astenia, que desaparecerá por sí sola al cabo de unas semanas. Pero sí que puedes poner de tu parte para minimizar los síntomas de la astenia primaveral.
Un buen truco es anticiparse al cambio horario. Permite que tu cuerpo se vaya adaptando gradualmente a los nuevos horarios retrasando o adelantando poco a poco las horas de la comida y de la cena. Además, asegúrate de mantener una rutina de sueño regular y que te permita descansar bien.
Al igual que el descanso, la alimentación y el ejercicio también juegan un papel importante en el modo en el que nos afectan los síntomas de la astenia primaveral. Debes seguir una dieta equilibrada y que facilite la digestión y asegurarte de mantenerte bien hidratado. Es necesario que nuestro cuerpo no tenga carencia de ningún nutriente, como el magnesio, un elemento químico que actúa en la regulación del sistema nervioso. Por su parte, el ejercicio moderado será uno de nuestros mayores aliados para combatir la astenia primaveral ya que libera hormonas, reduce el estrés y nos ayuda a dormir mejor.
Una vez más la ciencia y la química explican los cambios en nuestro estado de ánimo y en nuestras emociones. Y es que, aunque no siempre la veamos, la química está presente en todas las cosas y sin ella la vida no existiría.