
19.02.2025 | Tendencias del sector químico
El pH en cosmética: ¿qué pH necesita un producto según su aplicación?
¿Problemas con la estabilidad de tus formulaciones cosméticas o con el crecimiento microbiano? Pocas veces se habla del pH, lo que hace que su importancia pase desapercibida. Sin embargo, el pH juega un papel protagonista en toda la formulación: influye en la estabilidad, eficacia y compatibilidad del producto con la piel. A continuación, vemos qué es el pH, qué tener en cuenta a la hora de formularlo y cómo ajustar el pH según el producto.
¿Qué es el pH?
El pH está presente en cada paso del proceso de producción de un cosmético, desde la elección de los ingredientes hasta la sensorialidad buscada en el cosmético. Antes de adentrarnos en cómo ajustarlo según su aplicación final, vamos a empezar por lo más básico: qué es el pH en cosmética.
El pH, procedente de las siglas de potencial de hidrógeno, mide el nivel de acidez o alcalinidad de una sustancia en solución acuosa. Su escala va de 0 a 14: siendo ácido hasta el 6, neutro el 7 y básico o alcalino del 8 al 14.
¿Qué sustancias permiten medir el pH?
No todas las sustancias tienen un pH medible. Solo se puede medir en aquellas que contienen agua, ya que las moléculas de agua son las que permiten que se produzcan los cambios en el pH.
En nuestra vida cotidiana encontramos sustancias con distintos niveles de pH. Por ejemplo, el bicarbonato sódico, en solución acuosa, presenta un pH alto, mientras que el vinagre tiene un pH bajo. Otras sustancias, como el agua del grifo, suelen tener un pH neutro.
El pH en la piel: ¿qué debemos considerar al formular?
La actividad de las glándulas ecrinas, la producción de sudor y la composición del estrato córneo conforman y varían el pH de nuestra piel. Dado que las sustancias que produce nuestro cuerpo cambian constantemente, el pH cutáneo también lo hace. Sin embargo, no es el único factor en juego: existen otros elementos que también influyen.
- Edad: un recién nacido tiene un pH neutro, pero con el paso de los años se vuelve ácido (entre 4 y 5.5).
- Tipo de piel: las pieles grasas suelen tener un pH más bajo, mientras que las pieles secas tienden a ser más alcalinas.
- Sexo: el pH de la piel masculina suele ser más ácido que el de la piel femenina.
Al formular un cosmético, es fundamental considerar la zona del cuerpo en la que se aplicará, ya que cada área segrega diferentes sustancias. En términos generales, el pH promedio de la piel es de 4.7, pero no es homogéneo en todo el cuerpo. Por ejemplo, el contorno de los ojos tiene un pH entre 7 y 7.5, por lo que los cosméticos diseñados para esta zona deben formularse con un pH básico.
Importancia del pH en cosméticos
Determinar el pH adecuado para un cosmético no es tarea sencilla, como veremos a continuación, influye tanto en la formulación como en la eficacia y seguridad del producto.
¿Por qué es tan importante el pH en la formulación cosmética?
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Sensorialidad:
El pH afecta directamente la estabilidad del cosmético, pudiendo influir en la viscosidad, el color y la textura; aspectos que determinan la experiencia sensorial del cosmético. Además, un pH inadecuado puede favorecer el crecimiento bacteriano, comprometiendo incluso su seguridad.
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Eficacia del cosmético:
Algunos ingredientes activos solo funcionan dentro de un rango de pH específico. Por tanto, podemos decir que un pH inadecuado puede llegar a degradar algunos ingredientes, reduciendo su vida útil.
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Seguridad:
El pH de la piel varía según la zona del cuerpo, a la hora de formular un cosmético debemos asegurarnos de que respeta el equilibrio. Productos con un pH muy ácido o alcalino pueden alterar la barrera cutánea.
¿Cómo medir el pH en cosméticos?
Al formular un cosmético debemos conocer la compatibilidad de los ingredientes con los valores del pH. Como hemos visto, un ajuste inadecuado podría afectar la estabilidad del producto, comprometer la eficacia de los activos e incluso generar irritaciones en la piel.
Para medir el pH existen diversas herramientas. Una de las opciones más económicas son las tiras medidoras de pH, que permiten obtener una estimación del valor de forma rápida.
Es importante recordar que el pH de una sustancia puede variar con la temperatura, por lo que siempre se debe registrar la temperatura de la muestra al realizar la medición. Esto permitirá comparar los resultados entre sí.
Medición del pH en cosméticos sólidos o aceite
Llegados a este punto, puede que te preguntes cómo se puede medir el pH de un cosmético sólido. En ese caso, lo haremos mediante una disolución acuosa.
Algo similar ocurre con la emulsión agua en aceite o Water in Oil (W/O), el pH debe ajustarse en la fase acuosa antes de la mezcla.
¿Cómo ajustar el pH en cosméticos?
Estás en el laboratorio ya has medido el pH y has obtenido un resultado demasiado ácido. ¿Cómo ajustarlo? En ese caso, te recomendamos que utilices sustancias alcalinas como la sosa. Si, por el contrario, el resultado es demasiado alcalino deberás ajustar el pH mediante sustancias ácidas como el ácido cítrico.
En ambos casos, te recomendamos que homogenices mediante agitación el producto antes de medirlo, repitiendo el mismo protocolo para que las mediciones puedan ser comparables.
Tensioactivos y el pH
Cuando hablamos de pH en cosmética, es inevitable hablar de tensioactivos, ya que su comportamiento puede variar según el nivel de pH del medio en el que se encuentren. Veamos qué sucede para cada tipo de tensioactivo:
Los tensioactivos aniónicos, como los sulfatos y los jabones, funcionan mejor en pH neutro o alcalino, ya que en medios ácidos pueden perder carga y reducir su capacidad detergente.
Los catiónicos, presentes en acondicionadores, son más efectivos en pH ácido, donde mantienen su carga positiva y mejoran la adherencia al cabello. Como resultado, el cabello queda más suave, manejable y menos propenso al encrespamiento. Gracias a esta acción complementaria, el champú, con tensioactivos aniónicos, limpia en profundidad, mientras que el acondicionador, con tensioactivos catiónicos, restaura la suavidad y reduce la fricción.
Para optimizar la fórmula, los catiónicos se combinan estratégicamente con los aniónicos, ya que sus propiedades se complementan. Además, los no iónicos son estables en un amplio rango de pH, pero pueden degradarse en condiciones extremas.
Finalmente, los anfóteros, como las betaínas, cambian su carga según el pH, lo que les permite adaptarse y aportar suavidad a las fórmulas.
Conocer la relación entre el pH y los tensioactivos permite desarrollar productos eficaces, bien tolerados por la piel y el cabello, y adaptados a diferentes necesidades cosméticas.
El pH: más allá de los tensioactivos
Si bien el pH tiene una gran influencia en el comportamiento de los tensioactivos, no debemos olvidar que afecta a toda la formula del cosmético. Desde los conservantes hasta los emolientes, cada ingrediente tiene su propio rango de estabilidad y, por lo tanto, de pH.
Por ejemplo, en el caso de los emolientes, algunos funcionan mejor con pH elevados. Es por ello que, al formular un cosmético, es fundamental considerar la compatibilidad de todos los ingredientes con el pH final del producto.
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