02.12.2021 | Desmintiendo mitos
Los sulfatos en cosmética: ¿aliados o enemigos?
A pesar de que la Unión Europea recomiende lo contrario, es habitual encontrar en los productos cosméticos reclamos como “champú sin sulfatos”, “sin siliconas” o “sin parabenos”. Algunos fabricantes van incluso más allá y utilizan la controvertida etiqueta “sin tóxicos”, dando a entender que el resto de cosméticos son perjudiciales. De este modo, termina destacándose más aquello de lo que carece un producto que sus beneficios. Como consecuencia, se denigran ingredientes cuya seguridad se ha avalado y se desinforma a los consumidores.
Entre los ingredientes que más están sufriendo esta desacreditación provocada por la quimiofobia destacan los sulfatos en cosmética. A continuación, desmentimos algunos mitos sobre ellos.
¿Qué son los sulfatos en cosmética?
Los sulfatos son un tipo de tensioactivos aniónicos muy valorados por su alto poder detergente y espumante. Es decir, los sulfatos eliminan la suciedad de forma muy efectiva y, en general, crean una gran cantidad de espuma. Por esta razón, los sulfatos suelen ser los ingredientes principales de muchos productos de higiene.
Tipos de sulfatos
Sabrás que un cosmético incluye sulfatos cuando leas en su INCI la palabra “sulfate”. No obstante, debes tener en cuenta que no todos los sulfatos usados en cosmética son iguales. Hay algunos especialmente suaves y otros que pueden llegar a irritar la piel.
En concreto, podemos distinguir dos grandes categorías: alquil sulfatos y alquil éter sulfatos. Los primeros son más irritantes por su mayor poder detergente, mientras que los segundos, al estar etoxilados, tienen una mayor compatibilidad con la piel pero un menor poder de limpieza. Los más conocidos de esta categoría son el Sodium Lauryl Sulfate (SLS) y el Sodium Laureth Sulfate (SLES). El SLES (en concreto el de 2 moles etoxilados) es el ingrediente cosmético más utilizado en productos de higiene.
En este sentido, hay que tener en cuenta que los sulfatos se combinan en las fórmulas cosméticas para lograr la máxima eficacia y tolerancia con la piel. Los sulfatos más potentes, como el Sodium Lauryl Sulfate, pueden ir acompañados de ingredientes calmantes o emolientes y, de este modo, rebajar la irritación.
Por este motivo, no tiene ningún sentido rechazar un producto solo por incluir Sodium Lauryl Sulfate. Para valorarlo con conocimiento de causa deberás ir más allá y preguntarte cosas como: ¿en qué porcentaje se usa este ingrediente? ¿La fórmula incluye ingredientes que reduzcan la irritación? Al fin y al cabo, la fórmula de un producto debe valorarse en su conjunto.
De hecho, es habitual que las fórmulas cosméticas incluyan más de un tensioactivo. Por eso queremos destacar que cualquier mezcla de tensioactivos siempre debe ser ensayada previamente antes de incluirla en una formulación, ya que algunos modifican el comportamiento de otros que pueden estar ya presentes en la fórmula. Si necesitas ayuda para crear una formulación totalmente personalizada, puedes contactar con nuestro equipo técnico, que estudiará tu caso en profundidad y formulará un producto adecuado a tus necesidades.
Usos de los sulfatos en cosmética
Al igual que el resto de tensioactivos, los sulfatos tienen una parte hidrófila y otra parte lipófila. Gracias a ello, pueden romper la tensión superficial entre dos fases.
La función principal de los sulfatos en cosmética es lograr que las grasas sean solubles en agua y, de este modo, eliminarlas de la piel o del cuero cabelludo. Por este motivo, en la mayoría de las fórmulas cosméticas los sulfatos cumplen el papel de limpiadores, aunque también se pueden utilizar como emulsionantes y como humectantes.
Ventajas de los sulfatos en cosmética
Los sulfatos se consideran uno de los tensioactivos con mayor poder detergente, y uno de los que tienen un precio más competitivo. Además de por su poder limpiador, son muy valorados por su alta capacidad espumógena.
Hay que tener en cuenta que la espuma es de gran importancia en los productos cosméticos, sobre todo en los productos de aclarado como champús, geles de ducha o jabones de manos. En este tipo de productos se busca una espuma abundante y fácil de aclarar, Para ello los sulfatos son ideales ya que generan un volumen elevado de espuma, con burbujas de gran tamaño y la estabilidad suficiente para que el producto se pueda retirar fácilmente de la piel o el cabello
¿Son seguros los sulfatos usados en cosmética?
A pesar de todas las ventajas de los sulfatos, siguen siendo uno de los tensioactivos que mayor polémica suscitan. Su mala fama se debe al gran poder limpiador de algunos de ellos pero, como hemos visto más arriba, no se puede generalizar ya que los sulfatos utilizados en cosmética presentan propiedades muy diferentes.
Además, insistimos en que todos los ingredientes cosméticos, incluidos los sulfatos, pasan por numerosos exámenes y se rigen por el principio de prevención. Es decir, ante la más mínima duda sobre su seguridad, son retirados del mercado. Por lo tanto, podemos asegurar que todos los cosméticos comercializados legalmente en la Unión Europea son seguros.
Alternativas a los sulfatos en cosmética
Por supuesto, no todos los limpiadores tienen por qué utilizar sulfatos y hoy en día hay alternativas igual de efectivas para formular productos sin sulfatos. Algunas de las más habituales son otros tensioactivos aniónicos como los sarcosinatos, los glutamatos o los isetionatos.
No obstante, si quieres formular sin sulfatos debes tener en cuenta que estas alternativas siempre van a ser más caras y, además, deberás prestar especial atención a la espuma y a la viscosidad para que el consumidor tenga una buena experiencia sensorial.