02.03.2022 | Tendencias del sector químico
El sector químico, esencial para combatir la COVID-19
Dos años después de la aparición de la COVID-19 en nuestras vidas, hoy conocemos mejor que nunca la influencia de la industria química en la mejora de la calidad y la esperanza de vida. A lo largo de la historia, avances químicos que van desde la cloración del agua hasta las vacunas y medicamentos, pasando por productos de higiene y desinfección, nos han protegido de enfermedades y patógenos.
En esta pandemia causada por el coronavirus, el sector químico no solo ha sido considerado como un servicio esencial sino que ha ocupado un lugar protagonista aportando soluciones tanto para combatir la enfermedad como para garantizar el abastecimiento de productos básicos.
¿Cómo ha contribuido la química en la lucha contra el coronavirus?
Tanto desde su vertiente investigadora, llevando a cabo estudios y ensayos clínicos para comprender el virus y enfrentarlo del modo más efectivo posible, como desde el ámbito industrial, alterando la producción para garantizar el abastecimiento de productos esenciales, el sector químico se mantiene al pie del cañón en esta lucha contra la enfermedad.
La química y la investigación
Desde el estallido de la pandemia, la ciencia está trabajando a un ritmo nunca visto. Como comentamos en este artículo, se ha logrado reducir la media del desarrollo de una vacuna, de entre cuatro a siete años, a menos de un año. Así pues, os podéis imaginar los esfuerzos que se han realizado y se están realizando para garantizar los mismos niveles de calidad, seguridad y eficacia.
Prueba de ello es que los grupos de investigación involucrados en la lucha contra el coronavirus siguen una dinámica poco habitual en este mundo. Normalmente, la ciencia se mueve a un ritmo lento: los resultados de los estudios científicos deben pasar por múltiples manos para revisarse y ser verificados. Pero, debido a la urgencia de la situación actual, la información se está difundiendo a tiempo real y además es de libre acceso. El conocimiento compartido ha demostrado ser un recurso esencial. También por eso la colaboración entre autoridades y agencias es más estrecha que nunca. De este modo, esperamos minimizar al máximo los daños provocados por el coronavirus.
Hoy hay diferentes ensayos clínicos en marcha en busca de tratamientos y vacunas contra el coronavirus. Uno de los más reseñables es el ensayo Solidaridad PLUS de la OMS. Se trata de un ensayo clínico de ámbito global que estudia moléculas para combatir el coronavirus en sus diferentes estadios de infección.
Por otro lado, durante la pandemia también han sido claves los test de COVID, que nos han dado la información necesaria para detectar el virus y actuar de la forma más adecuada en cada caso.
Vertiente industrial de la química
Por otro lado, el sector químico ha reforzado sus sistemas de producción con tal de poder abastecer a la población de materiales y productos esenciales. En algunos casos incluso han reorientado las líneas de negocio para satisfacer la demanda de productos tan buscados como los materiales para fabricar geles desinfectantes, respiradores o EPIs.
En esta situación excepcional la industria química ha tenido que adaptarse como cualquier otra y buscar alternativas que le permitieran seguir cumpliendo el compromiso con sus clientes y con la sociedad. Por ejemplo, ante el desabastecimiento de etanol, ingrediente necesario para la producción de desinfectantes, se empezó a usar bioetanol, que normalmente se utiliza para hacer combustibles sin metanol.
¿Por qué la industria química es un sector estratégico?
En momentos de crisis la industria química ha sido calificada como servicio esencial. Y es que, aunque no lo veamos a simple vista, la química está presente en la mayoría de los productos y materiales que utilizamos diariamente y muchas industrias se apoyan en ella. Desde el sector alimentario, al que se abastece de polímeros para producir envases, recubrimientos e incluso tintas para etiquetar correctamente los productos, al hospitalario, una de las prioridades durante esta pandemia.
La industria química desarrolla gases medicinales con múltiples aplicaciones. Entre ellas el oxígeno, indispensable en una enfermedad respiratoria como la COVID-19. Además, también proporciona los polímeros y las fibras sintéticas para fabricar EPIs como mascarillas y guantes y material sanitario como jeringuillas, respiradores o incluso el recubrimiento de los medicamentos.
Por otro lado, la industria química proporciona los ingredientes necesarios para formular productos desinfectantes. Por ejemplo, ingredientes resistentes al hipoclorito de sodio como algunos fosfonatos. El aumento de la demanda de productos desinfectantes y biocidas ha provocado que las industrias redoblen los esfuerzos para producir este tipo de ingredientes.
Y, sin ir más lejos, la química está detrás de un producto de uso cotidiano y que marco un antes y un después en la historia de la salud: el jabón. Gracias a los tensioactivos presentes en los productos de higiene, no solo se disuelve la grasa y la suciedad sino que logramos eliminar los agentes patógenos, como el coronavirus.
La innovación, más importante que nunca
Una de las principales características de la industria química es que es especialmente activa en la I+D+i. Constantemente, debe buscar nuevas soluciones a los retos actuales y mejorarlas con tal de que respondan de forma más eficiente al problema planteado. De hecho, según FEIQUE, es el sector que destina más recursos a la investigación y el 25 % de inversión de la industria española a I+D+i proviene de las empresas químicas.
En el contexto actual los recursos destinados a innovación se presentan más indispensables que nunca. Un ejemplo de ello en la industria química es la búsqueda de recubrimientos, pinturas y barnices con propiedades desinfectantes y desde el grupo Zschimmer & Schwarz hemos desarrollado revestimientos antibacterianos y antivirales para textiles.
Pero debemos tener en cuenta que la investigación y la innovación deben cuidarse siempre y no una vez ha explotado la bomba, al igual que ocurre con sectores esenciales como la sanidad y la propia industria química. Como hemos visto, no se puede desarrollar una vacuna en dos días. Aún haciendo los mayores esfuerzos y exprimiendo los tiempos el máximo posible, es un proceso largo y costoso. Y todavía lo sería más si no contáramos con el conocimiento previo, logrado gracias a la investigación científica.
Como dice el presidente de FEIQUE, Carles Navarro: “Debemos estar orgullosos de nuestra industria química, una ciencia que ayuda a hacer un mundo mejor y más sostenible y que, en estos días, más que nunca, los productos que fabrica ayudan a proteger a las personas, dan apoyo al sistema sanitario y aseguran la provisión de alimentos”.