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Química verde y economía circular: los avances científicos de 2024

09.01.2025 | Química y sostenibilidad

Química verde y economía circular: los avances científicos de 2024

El año 2024 ha sido testigo de grandes desafíos, siendo uno de los más destacados el cambio climático. Y es que, es una realidad que la salud de nuestro planeta se resiente y recae en nosotros la responsabilidad de hallar un modelo de desarrollo sostenible, fundamentado en soluciones más limpias, seguras y respetuosas con el medio ambiente.

Como siempre, la respuesta está en la ciencia. Ella nos proporciona herramientas para reducir los gases de efecto invernadero, hacer un uso más eficiente de los recursos y minimizar los residuos, fomentando siempre que sea posible la economía circular.

Debido a que la química juega un papel esencial en el progreso de sectores aparentemente no vinculados entre sí, tales como la agricultura, la alimentación, la construcción o la energía, gran parte de estas soluciones necesitan de la implicación de las empresas de química industrial.

La apuesta por la innovación, enfocándola desde la química verde, es el principal motor de un mundo más sostenible y limpio. Desde Zschimmer & Schwarz España confiamos en ello y por eso dedicamos grandes esfuerzos a mejorar nuestros procesos de producción y desarrollar nuevos productos que permitan un uso más eficiente de los recursos

Aplicaciones innovadoras y sostenibles de la química verde

Como hemos comentado, es muy frecuente que nuevas soluciones sostenibles tengan como base la química. Recientemente ha habido grandes avances en este campo y la química ha contribuido al progreso de la economía circular mediante el desarrollo de nuevos productos, materiales y procesos. Gracias a ello se han mejorado de forma significativa la eficiencia de los recursos y de los procesos de producción. Te presentamos algunos de los proyectos más llamativos:

La inteligencia artificial en el Nobel de Química 2024

El bioquímico David Baker, de la Universidad de Washington, junto con los informáticos Demis Hassabis y John Jumper, de Google DeepMind, fueron galardonados en octubre con el Premio Nobel de Química 2024. El reconocimiento llega gracias a los avances logrados con su modelo de inteligencia artificial AlphaFold2, una herramienta que permite comprender el funcionamiento de las proteínas.

Las proteínas, compuestos presentes en todas las células del cuerpo humano, controlan y dirigen las reacciones químicas esenciales para la vida. Este descubrimiento químico implica entender la expansión de enfermedades como la malaria, combatir la resistencia a los antibióticos e identificar métodos para detenerlas.

Para ilustrar la magnitud del logro, AlphaFold2 ha sido capaz de predecir la estructura de los 200 millones de proteínas conocidas hasta la fecha, posicionando a la inteligencia artificial como un aliado crucial en las disciplinas científicas.

Bacterias: la revolución en la producción de bioplásticos

En el contexto de la crisis climática uno de los propósitos es impulsar la economía circular. Es por ello que se están realizando grandes esfuerzos científicos para lograr sustituir los plásticos derivados de combustibles fósiles por alternativas sostenibles y biodegradables, como los polihidroxialcanoatos (PHAs).

Un equipo de investigación del CSIC ha modificado genéticamente la bacteria Pseudomonas putida para que sea capaz de utilizar residuos plásticos, como el polietileno tereftalato (PET) de botellas, como nutriente y, a partir de ellos, producir bioplásticos biodegradables o compostables como es el PHAs.

Este proceso, llevado a cabo en reactores, es rápido, económico y fácilmente escalable para productores de plástico. Además, de tratarse de una solución sostenible para la revalorización de residuos plásticos, reduciendo significativamente la huella de carbono asociada.

El océano: un aliado climático

Dos equipos españoles del CSIC han revelado que los océanos desempeñan un papel mucho más relevante en la mitigación del calentamiento global de lo que se pensaba. Hasta ahora, la capacidad refrigerante de los océanos se atribuía principalmente a la emisión de dimetilsulfuro (DMS), el compuesto que da al marisco su olor característico. Sin embargo, nuevas investigaciones publicadas en 2024 han descubierto que los océanos emiten otro derivado del azufre: el metanotiol.

Este gas, al oxidarse, contribuye de manera eficiente a la formación de aerosoles que favorecen la creación de nubes y, por ende, el enfriamiento del clima. Según el estudio, el metanotiol incrementa en un 25% las emisiones marinas de azufre conocidas hasta ahora.

La investigación, publicada en la prestigiosa revista Science Advances, concluye que los océanos podrían contrarrestar entre un 30% y un 70% más el calentamiento global de lo que se estimaba previamente.

Conclusión: la química debe ser sostenible

Todos los sectores industriales, incluida la industria química, tienen una responsabilidad con el planeta y deben buscar soluciones que promuevan el desarrollo sostenible.

El objetivo es encontrar un modelo de producción que aproveche al máximo los recursos y reduzca la generación de residuos, los cuales deben revalorizarse, aprovechando el potencial de los avances químicos para que vuelvan a formar parte del ciclo de vida útil del producto.

En este sentido, la I+D es clave e impulsa el desarrollo de nuevos materiales, aplicaciones y procesos más limpios, eficientes y sostenibles, que nos permitan avanzar hacia un modelo de economía circular, que sea sostenible a la vez que rentable.

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