28.07.2021 | Química y lifestyle
La ciencia del bronceado: ¿qué es la radiación solar y qué efectos tiene en la piel?
Vamos a ser sinceros, ¿a quién no le gusta ponerse moreno en verano? A quién más y a quién menos, a todos nos hace ilusión llegar a casa después del primer día de playa y ver la marca del bañador. Sin embargo, debemos ser conscientes de que, por muy bonito que sea, ese color dorado significa que nuestra piel ha sufrido un daño, provocado por la radiación solar.
Al fin y al cabo, uno de los mayores efectos de la radiación solar en la piel es que puede alterar la información genética de las células. Esto se traduce en mayores probabilidades de desarrollar un cáncer, además de ser la principal causa del fotoenvejecimiento, así que, si has estado todo el año cuidando de tu piel, no eches a perder todo el trabajo por unas sesiones de playa.
¿Qué es la radiación solar?
La radiación solar es la energía emitida por el sol y, sin ella, no existiría la vida en la Tierra. Esta energía es producida por las reacciones químicas que tienen lugar en el núcleo de la estrella y se propaga a través de ondas electromagnéticas, llegando a nosotros en forma de luz y calor.
Tipos de radiación solar
Podemos dividir la radiación solar en:
- Radiación infrarroja: proporciona calor y, debido a su menor poder energético, no suele penetrar en la piel ni producir quemaduras.
- Luz visible: se trata de la luz que puede percibir el ojo humano, es decir, los colores violeta, azul, verde, amarillo, naranja y rojo. También tiene escaso poder de penetración en la piel.
- Radiación ultravioleta: esta última es la que más nos debe preocupar ya que, como explicaremos a continuación, provoca daños en nuestra salud de diferentes formas.
La radiación ultravioleta se divide a su vez en:
- Rayos UVA: son capaces de penetrar en las capas más internas de la piel y son los responsables tanto del cáncer de piel como del envejecimiento prematuro. Además, provocan un bronceado inmediato, que también desaparece rápidamente.
- Rayos UVB: además de provocar quemaduras en la piel, son los que dan lugar al bronceado iniciando la síntesis de melanina. Este bronceado tarda más en aparecer pero es más duradero que el provocado por los rayos UVA.
- Rayos UVC: aunque, por su alto poder energético, este tipo de radiación solar es el más dañino, en realidad es el que menos nos afecta, ya que la capa de ozono absorbe la mayor parte.
Efectos de la radiación solar en la piel
A pesar de que la radiación solar es necesaria para la vida, en exceso supone un problema para nuestra salud, siendo especialmente destacables los efectos de la radiación solar en la piel.
Como hemos comentado más arriba, el principal efecto de la radiación solar en la piel es que daña el ADN de las células. Esto ocurre porque se producen radicales libres, muy dañinos para nuestras células, las cuales intentan protegerse sintetizado melanina y engrosando la epidermis. El pigmento, cuando llega a la capa exterior de la piel, se oxida, lo cual da lugar a lo que conocemos como bronceado.
Lo más grave es cuando se produce el eritema, es decir, la quemadura provocada por el sol. Esto significa que la radiación solar ha superado a los mecanismos de defensa de nuestra piel, por lo que se ha producido daño celular.
A largo plazo, estos daños provocan la acumulación de una elastina anormal en la capa dérmica. Como consecuencia, la piel se engrosa y se seca, además de aparecer arrugas prematuramente.
Otro de los efectos de la radiación solar en la piel es la alteración de los melanocitos. Así se da lugar a las manchas, que aún se acentúan más con la edad.
Por otro lado, la radiación solar también altera las fibras de colágeno y ralentiza su producción. Esto da lugar a un aumento de la flacidez y a la pérdida de elasticidad en la piel.
En resumen, cada vez que te bronceas no solo estás provocando un daño en tu piel, sino que los efectos llegan a los rincones más íntimos de tu organismo, afectando incluso a la información genética almacenada en el núcleo de tus células. Teniendo esto en cuenta, verás que no vale la pena poner en peligro a tu piel por coger un poco de color. Busca la sombra, evita las horas puntas de la radiación solar y, sobre todo, ponte todos los días protector solar, reaplicando las veces que sea necesario.
El único bronceado sano: los autobronceadores
Para algunas personas el tono moreno es demasiado bonito para poder resistirse. En esos casos se preguntan, ¿hay algún bronceado sano? Lamentamos decirte que siempre cuando la piel se broncea ya se ha producido el daño. Por eso la única forma de lograr un bronceado sano es mediante los autobronceadores, que colorean la piel sin necesidad de exponerse a la radiación solar.
Los autobronceadores son productos cosméticos generalmente compuestos por dihidroxiacetona (DHA). Este activo se combina con las proteínas de la capa más superficial de la piel, dando lugar a un tono dorado. Por lo tanto, los autobronceadores son una alternativa segura para tener un bronceado sano sin exponer la piel a la dañina radiación solar.
Radiación solar y vitamina D
Como puedes ver, los efectos de la radiación solar en la piel pueden ser muy dañinos. Sin embargo, queremos mostrar también su parte positiva.
Y es que la radiación solar también tiene algunos efectos beneficiosos para nuestro organismo. El más importante de ellos es la síntesis de vitamina D, ya que el sol es la principal fuente de esta vitamina, esencial para que nuestros huesos estén en buen estado. No obstante, no es necesario ponerse moreno ni, por supuesto, quemarse para sintetizar vitamina D ya que el daño va a ser mayor que los beneficios
Ten en cuenta que nuestro organismo necesita muy poco tiempo para sintetizar vitamina D. Además, no puede almacenar una cantidad ilimitada de ella, por lo que no vas a obtener más beneficios por estar más tiempo al sol.
Aparte de la vitamina D, otro de los beneficios de la radiación solar es que estimula la síntesis de endorfinas. Como consecuencia, tiene un efecto antidepresivo, por lo que nos sentimos más felices cuando estamos expuestos a un poco de radiación solar. Esto explica, por ejemplo, el “trastorno afectivo estacional”, que consiste en un empeoramiento del estado de ánimo al disminuir las horas de luz diurna.
En conclusión, sigue protegiendo tu piel ya que no necesitas broncearte, ni mucho menos quemarte, para obtener los efectos positivos del sol. En cambio, como esperamos que sepas tras leer este artículo, los daños provocados por la radiación solar pueden ser numerosos y graves.